Programa de donación de óvulos del San Diego Fertility Center
January 29th, 2020
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January 21st, 2020
January 16th, 2020
El diagnóstico genético preimplantaciónal (DGP) es una técnica que se utiliza junto con la fecundación in vitro (FIV) para investigar embriones con trastornos genéticos antes de su transferencia al útero. Una investigación genética puede ayudar a identificar a las parejas que tienen un alto riesgo de presentar trastornos genéticos relativos a la edad, la familia y defectos de nacimiento. Ninguna prueba, sin embargo, puede predecir exactamente el riesgo de todos los defectos en un niño, y muchos defectos de nacimiento, como los que están relacionados con exposiciones ambientales y tóxicas y las que son al azar e inexplicables, no tienen una base genética y no pueden ser detectadas mediante la investigación genética. Las investigaciones para detectar enfermedades genéticas que podrían afectar al descendiente dependen del origen racial o étnico de la pareja, su historial médico y familiar, y condiciones asociadas.
Una de las razones más comunes para obtener un DGP es la edad de la madre, ya que el riesgo de tener un hijo con una anomalía cromosómica, como el Síndrome de Down, aumenta a medida que la mujer envejece. Las pruebas genéticas del embrión preimplantado pueden determinar si el embrión puede verse potencialmente afectado por una anomalía cromosómica. Por lo tanto, el riesgo de concebir un bebé con una anomalía cromosómica se reducirá en más de un 90% después de un DGP. Además, si ambos padres son portadores de una condición genética o han heredado serios trastornos genéticos, un DGP hace posible disminuir el riesgo de transmitir ese trastorno a su hijo.
Para que un DGP se lleve a cabo, la pareja se somete a un ciclo de FIV para obtener los óvulos, que luego son inseminados y cultivados en el laboratorio de Embriología de FIV durante cinco días. Durante este tiempo, la mayor parte de los embriones estarán entre la etapa 6-8 del crecimiento celular. Una embrióloga altamente cualificada extrae sólo una célula mediante la utilización de un microscopio muy sofisticado. Cada célula es numerada y corresponde al embrión del que se extrajo. Estas células son analizadas mediante una prueba genética específica, y se utilizan los resultados de cada célula por FIV para determinar cuál de los embriones está o no afectado por algún trastorno genético. Algunos de los embriones no afectados pueden entonces ser transferidos al útero de la paciente para intentar concebir un embarazo. Dependiendo del tipo de pruebas genéticas que se aplicaron, la exactitud de la prueba puede acercarse a casi el 100%.
Hay dos tipos de pruebas principales para el DGP (diagnóstico genético preimplantacional) que se pueden realizar en las células extraídas de cada embrión.
El primer tipo de DGP se conoce como investigación de aneuploidía, la cual utiliza una tecnología de CGH (tecnología de microarray). Hoy en día esta nueva tecnología permite que los 24 cromosomas sean investigados. Este tipo parece ser el más beneficioso para ciertas mujeres, entre las que se incluyen mujeres de edad reproductiva avanzada (mujeres mayores de 36 años), quienes tienen pérdidas recurrentes del embarazo (>2 pérdidas de embarazo) o las que presentan un desplazamiento de cromosomas (combinaciones anormales de cromosomas).
El segundo tipo de DGP se conoce como investigación monogénica o para una sola enfermedad. La técnica implica los mismos componentes que la investigación de aneuploidía (ciclo de FIV, embrión de células biopsia), pero en este caso mediante una prueba de PCR (reacción en cadena de la polimerasa), que se aplica a la célula extraída para determinar si el embrión está afectado por la enfermedad genética en particular que se está buscando.
Entre algunas de las enfermedades monogénicas comúnmente conocidas se incluyen las siguientes:
Un antecedente familiar de cualquiera de los siguientes trastornos debe requerir un asesoramiento genético.
Edad materna avanzada (mujeres mayores de 35 años), aquellas con un hijo afectado, y aquellas con un antecedente familiar positivo, son quienes tienen un alto riesgo de presentar problemas cromosómicos y pérdida de embarazo. Antes de intentar concebir un embarazo, las mujeres en esta categoría de edad y con este historial de riesgo elevado pueden desear consultar a su médico o a un consejero genético acerca de sus posibilidades de tener un hijo con problemas cromosómicos, tales como el Síndrome de Down.
Historial médico/trastornos asociados con condiciones genéticas:
El DGP hoy en día se ha desarrollado hasta el punto en que se puede utilizar con seguridad y confiabilidad para ayudar, no sólo a las parejas que están buscando tratamiento de infertilidad, sino también a aquellas parejas que estén en una situación de riesgo genético por heredar un rasgo genético específico a lo largo de su descendencia.